La bajas en el consumo de bebidas carbonatadas, trae aparejada la estrategia por parte de las empresas productoras, de la reducción del tamaño de la porción.
Los envases más pequeños reducen el sentimiento de culpa, al tiempo de atraer a más clientes que se sienten atraídos por los novedosos envases obteniendo menor cantidad de producto a mayor precio por mililitro.
La miniaturización de envases, se ha visto desde hace años, pero ahora se le da mayor promoción, alentando el consumo de porciones más pequeñas y más sanas en apariciencia.
La idea comenzó con las bebidas de cola, en latas o botellas, pero la estrategia se ha extendido a todas las bebidas incluso a jugos y agua natural. Igualmente las embotelladoras han colocado mayor número de estos envases en pequeños refrigeradores en la zona de cajas de autoservicios y tiendas de conveniencia, con el fin de captar las compras de impulso que se dan por la espera para el cobro.
Los refrescos alcanzaron los mayores niveles de venta hacia finales de la década de los noventas, y ahora la reducción del tamaño de las porciones es la estrategia para incrementar el consumo ante un público que ‘se preocupa más por su salud’.
Así que la miniaturización está llegando, no solamente al mercado de las bebidas, también a las frituras y snacks, incluso en el área de comida rápida.
Porciones más pequeñas, a precios más elevados por gramo o mililitro, en envases atractivos, están captando la atención del consumidor.